El hecho de estar terminando el año, lleva a muchas personas a reflexionar acerca de cómo lo han vivido y en qué lo han invertido. Es decir, a hacer balance. ¿Mi vida es mejor o peor que el año pasado? Rescatamos la lista de buenos propósitos y vemos en qué medida los hemos cumplido o no. ¿Satisfacción, orgullo… Fracaso? ¿Qué sientes al echar la vista atrás a lo largo de todo el 2013?
Más que llevarte a la lamentación, ¿qué tal si este balance te sirve sólo para darte cuenta de en qué punto estás? Conociendo la realidad, podemos saber de dónde partimos. Sin más. Ni reproches ni quejas. Y así podremos decidir qué queremos hacer diferente, ya que como decía Einstein: La locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados distintos.
Y vamos a ser just@s con nosotr@s mism@s: ¿Qué es lo que sí has conseguido? Ya que muchas veces tendemos a mirar sólo a aquellos que pensamos que nos falta.
¿Qué te ha ayudado (de ti) a conseguirlo?
¿De qué manera esta cualidad tuya puede ayudarte en tus próximos objetivos?
Hoy te invito a tomarte un tiempo para ti para hacer una bonita reflexión a través de una metáfora:
– Si en estos momentos tu vida fuese un libro, ¿Qué título tendría?
– ¿Cómo te hace sentir este título?
– ¿Cuál es el título que te gustaría que tuviese?
– ¿Qué significa este título para ti?
– ¿Cómo te imaginas tu vida con este título?
– ¿Qué es lo que tú estarías haciendo diferente?
– ¿Para qué quieres darle este título (es decir, cuál es la finalidad)?
– ¿Qué es lo que actualmente te aleja de este título?
– ¿Qué haces para acercarte a este título?
– ¿Cuál es el primer paso que puedes dar para empezar a escribir este libro?
Mientras vas respondiendo a las preguntas, te dejo con las sabias palabras de Pablo Neruda en “Tú eres el resultado de ti mismo“:
No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida.
Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar; corrigiéndote, el triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.
Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón.
Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar.
No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfrenta con valor y acepta que de una u otra manera, todo dependerá de ti; no te amargues con tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.
Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso.
Si, tú has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente tú, nadie pudo haber sido por ti.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.
Aprende de los fuertes de los audaces, imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.
Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin alimento morirán.
Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande, que el más grande de los obstáculos.
Mírate en el espejo de ti mismo.
Comienza a ser sincero contigo mismo. Reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.
Reconócete dentro de ti mismo, más libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias,
porque tu mismo eres tu destino.
Y nadie puede sustituirte en la construcción de tu destino.
Levántate mira las mañanas y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de la vida
Ahora despierta, camina, lucha.
Decídete y triunfarás en la vida.
Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.
¿Recuerdas los 20 pasos hacia la felicidad?
¡Gracias y hasta la próxima!
¡Brillante!