En los conflictos con tu pareja, siempre, siempre, SIEMPRE hay un aprendizaje para ti. Así que, si miras bien en tu interior, encontrarás la lección del día.
Cada vez que una pareja tiene una interacción, se genera una “energía” entre ambas personas. ¿Qué es esa energía? Es lo que forma la relación en ese momento. Es decir, en cualquier situación que suceda entre l@s dos, no pondremos la atención en la situación en sí (que a veces roza lo absurdo), sino en aquello que se le mueve a un@ y al otro. O lo que es lo mismo: Las heridas interiores de cada un@.
Cuando estas heridas se ponen en juego, tenemos dos opciones:
- Dejarnos llevar por el impulso, reaccionar y poner la mirada en la otra persona (en la queja).
- Parar, escuchar qué se me ha movido a mí, cuál es el dolor interno que se ha puesto de manifiesto en esta situación (esto puede requerir cierto tiempo), expresarme desde ahí y resolver el problema como un equipo que acepta que está formado por dos personas con su propia historia y sus propias heridas. ¡Qué liberación cuando eso sucede!
¿Tú cuál eliges?
Además, en muchas ocasiones, aunque lo que vemos externamente son dos personas a la defensiva y atacándose, lo que hay detrás son dos niñ@s herid@s buscando validación y amor. Dos niñ@s heridos que quizá tienen el mismo sentimiento de no sentirse dignos de ser amad@s porque así lo aprendieron en algún momento. Desde su mirada de niñ@.
¡Qué precioso es saber que de todo tenemos algo a aprender y usarlo para seguir creciendo en pareja!
Precisamente de esto hablaba el viernes en las tutorías con l@s estudiantes del Máster en Crecimiento Sexual y de Pareja. De lo apasionante que es esta profesión de acompañar a las parejas en su crecimiento y de la importancia de trabajar siempre también en nuestro interior. Ayudarse para ayudar.
¡Así es como el alma avanza!
¡Feliz sexo!