Este post es para todas aquellas personas que siguen atrapadas en las garras del manipulador tabaco y que mantienen la adicción asociándolo a una falsa ilusión de placer.
Seguramente la palabra “manipulación” queda muy lejos ahora mismo de tu concepto de tabaco. Te cuento.
Cuando te iniciaste en el mundo de los cigarrillos, seguramente lo hiciste por el deseo de “pertenecer a un grupo de personas determinadas” o “para parecer X”. Ese primer cigarro no te gustó nada y, de hecho, tu cuerpo activó ciertos mecanismos de intoxicación por humo (como, por ejemplo, la tos). Aún así, insististe en fumar por los motivos anteriores y creíste falsamente que no te ibas a enganchar porque, en realidad, “no te gustaba”. Pero ahí empezó a hacer acto de presencia la acción de la Nicotina (que en realidad tiene muy poco efecto comparado con otras drogas) y, lo peor de todo, el “Lavado de Cerebro” del que habla Carr Allen en su famoso libro “Es fácil dejar de fumar si sabes cómo”. Y este es realmente el punto importante de la cuestión.
Empezaste a asociar distintas acciones con el hecho de fumarte un cigarro, consiguiendo que en tu mente no puedan vivir por separado. Veamos algunos ejemplos prácticos de frases que piensan la mayoría de personas fumadoras:
- “Si lo dejo nunca más volveré a disfrutar de ratos de placer”. “Pobres no-fumadores que no tienen estas dosis de placer”.
- “Soy débil y las situaciones sociales sin un cigarro me dan inseguridad”.
- “El tabaco me ayuda especialmente en 4 tipos de situaciones: Potencia la concentración, Aumenta el estado de relajación, Me aleja del aburrimiento, Gestiona el estrés”.
Pero veamos cuál es la realidad: El efecto que produce en ti el tabaco es devolverte al estado natural que tendrías sin fumar (aunque nunca lo consigue del todo mientras eres fumador/a). Es decir, que lo que ocurre realmente en las 4 situaciones anteriores es:
- Concentración. Ante un momento en el que tienes que concentrarte y el “mono del tabaco” te da esa sensación de intranquilidad/malestar, el hecho de fumar lo único que hace es callar al mono para que obtengas tu estado de concentración natural.
- Relajación/placer. Si, por ejemplo, estás tomando algo tranquilamente con tus amigos, el hecho de fumar de nuevo calla al “mono” que te impide disfrutar plenamente del momento. Es decir, otra vez te ha devuelto a tu estado natural (o al de un no-fumador), pero te ha hecho creer que es él quien te proporciona el placer. No te engañes, no hay nada físicamente placentero en el hecho de tragar humo ni tiene ningún efecto en la mente (tal y como hacen otras drogas). En realidad el tabaco es solo un reflejo de todo lo que tú le has atribuido mágicamente.
- Aburrimiento. Te da la sensación de que “haces algo”. Como si en tu vida no hubiese nada mejor que hacer (y te mantiene en la peligrosa Zona de Confort).
- Estrés. Igual que en la situación de concentración, fumar te quita el “estrés añadido” que te producía el “mono”. Así que otra vez te ha devuelto a tu estado natural.
¿No crees que el tabaco es precisamente como alguien que manipula y maltrata? Es como si te diera una bofetada y, después, un abrazo. Y te quedas con lo último (el abrazo) y piensas: “Es que me hace sentir tan bien…”. Cuando en realidad lo único que hace, insisto, es quitarte, una y otra vez, el estado de intranquilidad en el que él mismo te ha metido. De esta forma, se asegura una dependencia absoluta hacia él. De la misma manera que te ha hecho creer que te sentirás insegur@ si no tienes un cigarro en la mano en una situación social. Seamos honest@s, ¿es mayor la seguridad que te proporciona por el hecho de llevarlo en la mano o la inseguridad que te genera por el hecho de oler a tabaco, tener un aliento que puede resultar desagradable y unos dientes que amarillean cada vez más? ¿O quizá has hecho que estos últimos puntos no sean importantes para poder seguir creyendo en la “ayuda” del tabaco?
Fíjate que en todo este post no me he centrado en los problemas de salud que acarrea el fumar (y económicos) porque sé que los conoces de sobra, ni en las consecuencias que tiene en la sexualidad (reducir la excitabilidad, retardar el orgasmo femenino y disminuir la lubricación, la capacidad de erección y la calidad de los espermatozoides). Aunque en las campañas anti-tabaco suelen priorizar los mensajes que hablan de los problemas de salud, lo verdaderamente importante si quieres dejar de fumar es empezarte a cuestionar todas estas ideas que El Manipulador Tabaco ha creado en tu interior. Imagínatelo como ese pequeño monstruito dentro de ti que te manipula a su antojo. Quizá podrían sustituir las imágenes de enfermedades de los paquetes de tabaco por preguntas inspiradoras que hagan cuestionarse los argumentos a favor de seguir fumando.
Y relacionándolo con el sexo: ¿Qué sucede con el famoso “cigarrillo de después de hacer el amor”? Exactamente lo mismo que en las otras escenas que te he comentado: En un momento placentero en el que están actuando las hormonas de tu cuerpo para generarte placer, satisfacción y tranquilidad, no puedes disfrutarlo del todo porque tienes “el mono” activado. Así que decides fumarte un cigarro para rebajar el mono que te impedía disfrutar de todas las letras del PLACER. Y te lo fumas reforzando en tu interior la idea de que el placer te lo ha proporcionado el propio cigarro, pero no, lo placentero era la situación que el “mono” no te dejaba gozar al 100% (y los efectos de las demás substancias que contiene un cigarrillo y que dificultan una sexualidad satisfactoria).
Exactamente de la misma forma ocurre con la comida. ¿Crees que alguien sin “mono” (es decir, solo por placer) se levantaría a media comida a pasar frío a la calle para fumarse un cigarro? ¿O más bien es que “el mono” ya estaba actuando impidiéndote disfrutar de la comida y necesitabas relajarlo? De nuevo, una manipulación en toda regla.
¿Realmente decides por placer cada cigarro que te fumas o lo haces de una forma que parece “automática”?
Ya sabes, si tu deseo es dejar de vivir una vida de manipulación, lo primero es revisar todas las creencias que tienes asociadas al tabaco.
¿De qué has tomado consciencia? ¿Qué ha cambiado en tu visión sobre el tabaco?
¿De qué ideas quieres liberarte?
¿Cuál va a ser el primer paso?
¡Feliz sexo!