El post de hoy me emociona especialmente ya que está escrito por una chica a la que tuve el honor de acompañar en su proceso psicoterapéutico de superación de la ruptura con su pareja.
Acompaño a muchas personas que están pasando por esta misma situación y que llegan en busca de ayuda en este momento doloroso de su vida. Esto nos lleva a trabajar, por un lado el duelo por la pérdida de la pareja (y de todo lo que implica) y por otro la reconstrucción de la vida de la persona. Se trata de un proceso muy intenso en el que la propia persona convierte esa etapa que está atravesando (en la que es habitual perder el sentido de la vida y sentir un gran vacío), en una gran oportunidad de crecimiento personal que la lleva a experimentar un auténtico bienestar.
Tal y como expresa ella en su relato, en un proceso en el que además ha habido dependencia emocional a lo largo de la relación de pareja, no se trata de empezar ahora a depender de las sesiones de psicoterapia, sino de promover los cambios internos oportunos para que la persona descubra sus propios recursos que la llevarán a alcanzar los objetivos que desea lograr.
Y, sin más presentaciones, os dejo con ella. Iré intercalando su testimonio (en cursiva y en color lila) con algunos comentarios míos.
Gracias por este camino que recorrimos juntas.
Una ruptura sentimental no es una cuestión sin importancia. Hablamos de sentimientos, de ilusiones, de esperanzas, de un futuro en común que desaparece y de la extraña sensación de soledad que no parece abandonarnos con los días. Sin embargo, como todo en esta vida, la ruptura también tiene un propósito en tu vida, una función, y es ese doble lado el que yo quiero compartir hoy con vosotros.
Mi vida cambió radicalmente hace seis meses cuando, mi pareja, después de 8 años y medio, decidió acabar con la relación. El motivo principal se reduce a una idea: yo no entraba dentro de sus prioridades. Quedé francamente hundida, sobre todo porque en aquella época yo me encontraba totalmente desmotivada con mi vida profesional. Ese cambio de rumbo fue para mí el acto que me llevó a tocar fondo. Me vi envuelta en una red de pensamientos sin sentido, totalmente deprimida, y ya no sólo por pensar en mi ex pareja, sino porque con él, perdí todos los sueños que había construido de cara al futuro. Con él se desvaneció ante mi la ilusión del día a día, la imagen mental de una vida en común y, como no, la estima hacia mi misma. Ahora, a tiempo pasado, comprendo que por aquel entonces el error estaba en que centré mi atención en un foco externo, en aquellas cosas que no podía controlar y que únicamente aumentaban mi sensación de malestar, en lugar de pensar en aquello que era mejor para mí. Entré en un bucle negativo que llegó a afectarme a la salud, por lo que recurrí a Lara en el Institut Gomà en busca de ayuda.
Cada sesión tuvo su efecto en mí, y, tal y como decía al principio, todo duelo sentimental tiene las dos caras de una misma moneda, así que yo pasé por ellas tal y como haréis o habréis hecho los demás. La clave, sin duda, es la perseverancia, tener la voluntad y el deseo de cambiar esa situación, pensar de otro modo y recuperar la ilusión.
Ya el primer día de terapia, ella tomó consciencia de cuál había sido su posición durante la relación de pareja y cómo se había ido alejando de ella misma para volcarse totalmente en él. Se empezó a escuchar de verdad y a ser la protagonista de su vida. Por ejemplo, tal y como explica a continuación, se dió cuenta de que la gratitud era un valor importante en su vida, por lo que decidió hacerle un gran espacio en ella. Por supuesto, esto es algo que a ella le sirvió porque le nació de su interior, pero no significa que sea algo universal. Los procesos de psicoterapia son un espacio idóneo para conocerse y encontrar las propias respuestas a esas preguntas que están creando tanto malestar.
Las sesiones de terapia no lo son todo, sino que tras esa hora de conversación compartida, te corresponde a ti el trabajo diario. Una de las técnicas que me ayudaron, fue practicar la gratitud mañana y noche. Me descargué la aplicación The Five Minute Journal (también está en formato impreso), cuya idea se centra en que sólo necesitamos 5 minutos al día dedicados a la gratitud para ver un cambio en nuestra vidas, por lo que implanté el hábito en mi rutina. Por la mañana, pensaba en tres cosas por las que estar agradecida en el momento presente, como por ejemplo “ver hoy a una amiga” o “estar sana”, y por la noche recordaba tres cosas positivas que hubiesen ocurrido en ese mismo día. Siendo honesta, comenzar esta práctica es difícil, porque apenas se te ocurren cosas que poner, pero esforzándote, día tras día, los resultados acaban llegando.
¡Hoy por hoy la gente me dice que he recuperado el brillo en los ojos! Y es que, pese a que sólo hayan pasado 6 meses, he vuelto a ilusionarme, he vuelto a creer en mí.
Cuando cambié el punto de mira y el foco lo centré en mí, a través de la gratitud, las cosas poco a poco fueron cambiando y aparecieron nuevas posibilidades. No es que antes no estuvieran, sino que yo no fui capaz de verlas…Por lo tanto, desde lo más profundo de mi corazón os digo que no desistáis, os prometo que la situación cambia, pero para ello, es necesario que primero cambiemos nosotros. No nuestra personalidad, sino nuestras creencias, nuestra manera de ver las cosas, nuestra realidad, que no siempre se corresponde.
Tal y como explica, la clave del proceso psicoterapéutico fue el cambio interno que ella experimentó. Y es precisamente a través de este cambio que se atrevió a hacer cosas que nunca había intentado y a descubrir nuevas motivaciones, intereses y talentos.
Otro de los consejos que me gustaría compartir es que hagáis cosas, probad actividades diferentes y puede que descubráis nuevos hobbies o gustos escondidos durante años. A mí me pasó con la escritura, y ahora no sólo escribo a diario sino que pretendo presentar algún relato a concurso! También hice yoga, body combat, natación, y cuantas actividades se me ocurrieron para aliviar mi ansiedad. Algunas funcionaron más que otras y entre ellas, la danza del vientre fue una terapia excelente. Me ayudó a verme más atractiva, a reforzar mi dañada autoestima y a evadirme de los pensamientos durante el tiempo que duraban las clases. En casa también cantaba, bailaba, lloraba, gritaba y reía. ¡Qué importa! Mientras eso a ti te ayude, es perfectamente válido. Lo que se necesita en esos momentos es liberar los sentimientos y desahogarse, sea de una manera u otra (siempre y cuando no haga daño a los demás).
Un punto fundamental de la terapia es la gestión emocional. El permitirse conectar con lo que un@ siente y expresarlo libremente. Aprender a escuchar nuestras emociones, ya que contienen información sobre nosotr@s maravillosa y llena de valor.
Otro aspecto importante para ella, fue el darse la oportunidad de viajar sola, pero no como una forma de huida, sino como un reencuentro consigo misma, con todo el valor que esto implica (y más viniendo de una relación de dependencia emocional).
Viajar solo es una gran terapia, pero para ello uno antes debe sentirse preparado. Si se viaja al poco de la ruptura, la motivación de ese viaje puede ser simplemente huir, no enfrentarse a la realidad y no aceptar que lo que ha pasado no tiene remedio. En ese caso (lo digo por propia experiencia), al volver todo recae de nuevo sobre ti y las consecuencias pueden ser realmente graves (en mi caso me dio un ataque de ansiedad y estuve en el hospital). Por eso, nuevamente me remito a la idea de expresar lo que sientas, de liberar esa tensión o angustia, de hablar con quien realmente desees, ya que si ocultas todo eso, no aprenderás a gestionar las emociones y puede que más tarde tu cuerpo somatice esa represión de algún modo. Aceptar la situación es una ardua tarea, pero totalmente necesaria e imprescindible si queremos ponerle punto y final a los malos pensamientos.
Un día leí por internet una frase realmente inspiradora, al parecer dicha por Buddha, que dice “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Y realmente lo es, ya que la no-aceptación sólo nos lleva a seguir sufriendo. Repito, el cambio está en nosotros, no en todo lo demás. Sólo depende de uno mismo dejar de sufrir.
Retomando la idea de viajar solo, cuando finalmente lo hice estando preparada, viví una de las mejores experiencias de mi vida. Viajar solo te ayuda a conectar contigo mismo, a hacer introspección y conocerte de una manera más real y cercana. Te enseña a ser independiente, a valerte sólo en base a tus capacidades (sea la orientación, la comunicación, la planificación, la memoria…) y a conocer y mejorar aquellas cosas en las que no eres un experto (por ejemplo si no tienes buena orientación). Además, viajar solo es una excelente terapia para socializar, conocer gente de diferentes culturas que no sólo te ayuda a crecer como persona, sino a ver las cosas desde otra perspectiva. Yo recomiendo a todo el mundo, esté en pareja o soltero, que viaje solo al menos una vez en la vida y luego me cuente, ya que si se hace con buena mentalidad, la experiencia es totalmente memorable. Yo elegí como destino París (¡un poco arriesgado al ser la ciudad del amor, la verdad! pero así fue mi impulso) y usé el sistema Airbnb para alojarme en casa de una francesa y de paso, además de socializar, practicaba un idioma. Lo que me traje de París trasciende la típica imagen de la torre Eiffel o la visita a numerosos museos; París me hizo enamorarme de mi misma. Aprendí a ver que era buena orientándome, que tenía buena memoria fotográfica para retener los nombres de calles o edificios, que mi cuerpo me permitía andar 20km diarios sin problema, que sabía más inglés del que creía y en definitiva, que era capaz de valerme yo sola, por no hablar de las amistades que hice allí durante esos 4 días, fuesen amigos de un par de horas o por más tiempo (con una chica de Taiwán hablé durante más de 2h y aún hoy, dos meses después, seguimos en contacto por facebook). Y también ligué, incluso un chico me dijo que fuese a París a vivir con él, y aunque obviamente no pasaba por mi mente tener una relación en ese momento, sí resultó halagador. En cualquier caso y sin extenderme más, ocurran unas cosas u otras, lo que sí puedo decir es que viajar solo te cambia como persona, en un sentido u otro, y te hace regresar viendo las cosas desde otro ángulo. Toda persona que conozco que ha pasado por una ruptura sentimental, tarde o temprano, ha decidido hacer un viaje en solitario, por lo que no puedo dejar de recomendaros esta idea cuando realmente sintáis que podéis hacerlo.
No me enrollo más salvo para decir que os dejéis llevar, que os dejéis aconsejar, pero ya no sólo por los demás, sino por vosotros mismos, por lo que os apetezca en cada momento. Sin miedo a que os juzguen u opinen, porque sino estaréis poniendo el foco de nuevo en el exterior y no en vosotros mismos. Estar solo no es malo, sino al contrario, te ayuda a conocerte mejor y por tanto, en un futuro hacerte valorar de otra manera. Sabrás ver mejor tus límites, tus gustos y tus preferencias y de acuerdo a eso, las próximas relaciones serán diferentes. Yo aún no he tenido otra relación, pero sé que he cambiado como persona y que cuando ocurra, todo será distinto. Si aprendéis a estar solos, a ser vuestros mejores amigos, no habrá dependencia emocional, ni sufrimiento, ni creencias limitantes, ni miedos. Como dice Wayne Dyer “Tú no estarás solo si te gusta la persona con la que lo estás (tú mismo)” (You cannot be lonely if you like the person you’re alone with).
Espero que te haya gustado su testimonio y que, si estás pasando por un momento similar, te pueda dar fuerza para emprender tu propio camino de crecimiento personal.
Está claro que has sabido salir de esa tristeza que tenías por la ruptura fenomenalmente. Tu trabajo te habrá costado, pero ahora pones el foco en ti, en tu interior, que es donde siempre debe de estar. Eso no quiere decir que no nos importen los demás, más bien todo lo contrario, pero para querer a los demás primero tenemos que querernos a nosotros y darnos igual lo que piensen los demás de nosotros.
El apego a las personas o las cosas es algo que hay que evitar ya que solo trae sufrimiento, todo tarde o temprano se termina perdiendo.
¡Muchas gracias Miguel! Sabias palabras. Un placer que te pases por el blog.