El mundo está lleno de personas maravillosas. Personas maravillosas que, en ocasiones, están preocupadas, tristes, enfadadas, cansadas, estresadas, etc. ¿Te has parado a pensar cómo sería de distinto nuestro día a día si conectásemos más con la empatía? Si en lugar de quejarte de que fulanito no te ha saludado al entrar o de que menganita te ha hablado demasiado seria, conectases con su malestar y les regalases la mejor de tus sonrisas. No lo olvides, cada vez que hablas mal de alguien, en realidad, estás hablando de ti (fíjate, cuando señalas a una persona, hay tres dedos que te apuntan a ti).
¿En qué medida eres libre cuando te estás dejando contagiar por el “malhumor” de otr@?
¿Qué pasaría si decidieras ser tú quien contagiase el buen humor? Y esto no significa bloquear las emociones, no nos equivoquemos, las emociones están para sentirlas. Esto solo significa cambiar el filtro con el que miramos a l@s demás y darnos la oportunidad de empatizar. Y también quiere decir aceptar que el otro no se deje contagiar. ¿Qué sabes tú de la vida de esa persona para juzgarla porque se ha cruzado contigo y no ha actuado como tú esperabas? ¡Qué feliz se vive cuando tu bienestar no depende de nadie más que de ti!
Y esto es algo muy frecuente en las relaciones de pareja: Es que si él/ella hiciera… Entonces yo haría… ¿Y si empiezas por ti? ¿Y si das tú el primer paso? ¿Y si piensas en qué pareja quieres ser y actúas en consecuencia?
¿Cómo quieres vivir tu vida?
¿Dejándote contagiar o contagiando tú?
Estoy totalmente de acuerdo. Las negatividad sólo trae más negatividad. Por lo tanto el buen rollito y el buen humor, también trae más de lo mismo. Sólo depende de nuestra actitud. Besotesss