Tenemos unos dos metros cuadrados de piel dispuestos a ser acariciados y estimulados. ¿Cómo centrarse sólo en los genitales teniendo tanto camino por recorrer y descubrir? Cuando abrimos cada rincón de nuestro cuerpo al placer, hallamos un sinfín de posibilidades.
Así,
en ti me quedo,
paseo largamente tus piernas y tus brazos,
asciendo hasta tu boca, me asomo
al borde de tus ojos,
doy la vuelta a tu cuello,
desciendo por tu espalda,
cambio de ruta para recorrer tus caderas,
vuelvo a empezar de nuevo,
descansando en tu costado,
miro pasar las nubes sobre tus labios rojos,
digo adiós a los pájaros que cruzan por tu frente,
y si cierras los ojos cierro también los míos,
y me duermo a tu sombra como si siempre fuera
verano,
amor,
pensando vagamente
en el mundo inquietante
que se extiende -imposible- detrás de tu sonrisa.
(Ángel González, 1965)
Si quieres sorprender a tu pareja con un buen masaje, aquí tienes nuestro decálogo.
Decálogo para hacer un buen masaje (tanto para ella como para él):
1. Prepara una buena ambientación. Esto incluye un lugar cómodo en el que tumbarse y desconectar cualquier aparato que os pueda molestar (teléfono, timbre…).
2. Desnuda tus manos. Ni anillos, ni pulseras ni olores fuertes (las uñas muy largas tampoco ayudan).
3. Utiliza un buen aceite de masaje lo más natural posible. De cara al invierno, una vela de
masaje será tu mejor aliada.
4. Haz uso de la progresión. Empieza con movimientos suaves y superficiales para tomar contacto con el cuerpo y, poco a poco, ve subiendo la intensidad.
5. No te quedes sólo en la espalda. Recorre todo el cuerpo, desde las zonas menos eróticas hasta los grandes centros del placer, para hacer crecer la expectación. Ten cuidado con las zonas más delicadas, como la columna vertebral.
6.Disfruta del masaje que estás dando. No sólo lo debe gozar la persona que lo está recibiendo, sino que podemos disfrutar de cada sensación en las manos, de la presión que ejercemos, del contacto…
7. Vence la monotonía. Presiona, roza, amasa, puntea, araña, cosquillea, acaricia… Utiliza la imaginación para que el masaje sea variado y nada mecánico.
8. Escucha el lenguaje no verbal para saber qué es lo que le está gustando más (y menos).
9. No pienses en hacerlo bien. Déjate llevar por lo que sientas en cada momento.
10. No interrumpas el masaje. Intenta tener a mano todo lo que vas a necesitar y no hables si no es necesario.
¿Te atreves con un masaje cuerpo a cuerpo?