A pesar de que, desde distintos ámbitos, se expliquen los diferentes roles de hombres y mujeres exclusivamente a partir de la biología, lo cierto es que las características “tradicionalmente” femeninas y masculinas han sido adjudicadas culturalmente. Hombres y mujeres recibimos a diario un bombardeo de información que nos dicta como debemos actuar en función de nuestro sexo.
Como muestra, la indignante “Guía de la buena esposa” del año 1945. Este manual, se entregaba a las mujeres que hacían el Servicio Social en la Sección Femenina.
– Ten la cena a punto. Planifícala con antelación, incluso desde la noche antes, para así tener lista una comida deliciosa para cuando él regrese. Es una manera de hacerle saber que has estado pensando en él y que te preocupes por sus necesidades. La mayoría de los hombres están hambrientos al llegar a casa, y la perspectiva de una buena cena (especialmente su plato favorito), es parte de la muy necesaria bienvenida afectuosa.
– Estate preparada. Tómate 15 minutos para descansar y así estar fresca cuando él llegue. Retoca tu maquillaje, ponte un lazo en el pelo y luce radiante. Él viene de estar con personas cansadas de trabajar.
– Arregla todo desorden. Haz un último recorrido por las principales estancias de la casa justo antes de que llegue tu esposo.
– Recoge los libros escolares, juguetes, papeles, etc., y pasa el trapo de limpiar por toda la mesa.
– Sé feliz al verlo.
– Escúchale. Puedes tener una docena de cosas importantes para contarle pero el momento de su llegada no es la ocasión. Déjale hablar primero a él, recuerda: sus temas de conversación son más importantes que los tuyos.
– Haz que se sienta cómodo. Llévale a que se recueste en una silla confortable o a que descanse en el dormitorio. Tenle preparada una bebida caliente o fría.
– No le hagas preguntas acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda, él es el dueño y señor de la casa, y esto implica devoción y decoro. No tienes derecho a discutirle.
– Una buena esposa siempre sabe cuál es su sitio.