Hoy quiero hablarte de una práctica que, en muchas ocasiones, es dejada en el olvido por parejas heterosexuales. ¿Por qué? Principalmente por dos motivos:
- Algunas mujeres creen que les va a doler.
- Algunos hombres piensan que, si les gusta, se van a volver homosexuales.
Como ya sabes, si no trabajamos las creencias negativas que tenemos acerca de la sexualidad, lo único que conseguiremos es que nos limiten en nuestra práctica. Pensar que la orientación sexual puede cambiar solo por el placer recibido en una práctica determinada, es ponerse muchas limitaciones. ¿No crees? Si la penetración anal no estuviera asociada al sexo entre dos hombres homosexuales, sería vista como cualquier otra opción dentro del repertorio de práctica sexuales como, por ejemplo, el sexo oral.
En cuanto al dolor, el sexo anal NO tiene que doler. Y si duele, ¡para! porque algo se está haciendo mal. Si sigues los consejos que encontrarás a continuación, conseguirás pasar del dolor al placer:
- Abre tu mente. Este es el punto más importante. Porque si hay algo dentro de ti que te dice que no quieres hacer sexo anal, no podrás relajar la zona y, mucho menos, disfrutarlo. Escribe todas las creencias que tengas asociadas al sexo anal y ve revisándolas una a una para ver si son ciertas o no: “Me va a doler”, “es una guarrada”, “no es algo a hacer con tu pareja”… Además, si te sientes más cómoda, puedes limpiar la zona (con agua y jabón neutro es suficiente).
- ¡Relaja la musculatura interna! Recuerda: No tiene que doler. Así que te aconsejo que aprendas a relajar la musculatura de la zona. Puedes entrenarte introduciendo un dedo y probando la diferencia entre contraer la zona y relajarla. De esta forma identificarás las órdenes que tienes que dar a tus músculos y adquirirás control sobre la zona.
- No tengas prisa. Aunque en las películas porno parezca que va todo muy rápido y que pasan de la penetración vaginal a la anal en 1 segundo, en la vida real hay que preparar la zona. Así que los dos os tenéis que tomar vuestro tiempo para ir estimulando la zona lentamente.
- Usa un lubricante o aprovecha la lubricación vaginal (y/o la saliva).
- Primero, pídele a tu pareja que estimule la zona con el dedo. Que acaricie toda la zona cercana al ano pasando el dedo suavemente alrededor para, después, introducirlo dentro e ir haciendo movimientos en círculos y de “meter y sacar”. Todo siempre de forma suave y adaptándose a tus indicaciones y/o a la presión que vaya sintiendo en el dedo. Cuando sienta que ya estás relajada (o cuando tú se lo digas), será el momento de introducir dos dedos y, finalmente, el pene.
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También puedes complementarlo con algunos juguetes eróticos diseñados para la zona: Productos para el sexo anal. Y, por supuesto, si no estás segura de que tu pareja no tiene ninguna Infección de Transmisión Sexual, usa siempre el preservativo.
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¡Feliz sexo!
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