Las relaciones sexuales dolorosas, molestas e incómodas pueden ocasionar un gran impacto en la satisfacción sexual y en la vivencia del placer. El miedo al dolor físico, pone en marcha una serie de mecanismos de evitación que influyen en las relaciones sexuales de la pareja, pudiendo provocar una disminución significativa de la frecuencia de los encuentros o de la variabilidad de las prácticas sexuales, especialmente, de todas aquellas que impliquen una estimulación intravaginal o, incluso, el contacto externo de los genitales de la mujer. A pesar de que la libido se haya mantenido intacta y de que se pueda alcanzar el orgasmo en otras circunstancias. Es decir, no significa que necesariamente exista una carencia de excitación, aunque se puede dar junto a distintos niveles de aversión sexual.
- DISPAREUNIA: “Dolor genital recurrente o persistente asociado con el coito que causa un malestar acusado e interfiere en las relaciones interpersonales”.
- VAGINISMO: “Contracción involuntaria, de manera recurrente o persistente, de los músculos perineales del tercio externo de la vagina, frente a la introducción del pene, los dedos, los tampones o los espéculos”. Sin embargo, las contracciones pueden producirse en cada mujer frente a objetos distintos.