En una ocasión cuando Buda estaba predicando su doctrina, un hombre se le acercó, le comenzó a insultar y le intentó agredir,
pero Buda se mantuvo en un estado de imperturbable serenidad y silencio.
Cuando hubo terminado su acción, se retiró.
Un discípulo que se sintió indignado por los insultos que el hombre lanzó contra Buda y le preguntó por qué dejó que lo maltratara y lo agrediera.
A lo que Buda respondió con segura tranquilidad: –“Si yo te regalo un caballo pero tú no lo aceptas ¿de quién es el regalo?”
El discípulo contestó: –“Si no lo acepto, sería tuyo todavía”.
Entonces Buda respondió: -“Bueno. Estas personas emplean parte de su tiempo en regalarme sus insultos, pero al igual que un regalo, yo elijo si quiero aceptarlo o no.
Los insultos son como regalos: si lo recoges, lo aceptas; si no lo recoges, quien te insulta se lo queda en sus manos.
No podemos culpar al que insulta de nuestra decisión de aceptar su regalo.
Por esa misma razón, esos insultos son para mí como un regalo que elijo no recoger.
Simplemente los dejo en los mismos labios de los que salen.”
Una de las quejas habituales en consulta es “doy demasiada importancia a lo que opinan los demás sobre mí” o “vivo intentando satisfacer a los demás”.
De esta forma, lo que sucede es que te enganchas a lo que dicen los demás de ti, dándolo por válido directamente, responsabilizándote de ello y afectando a tu autoestima.
Por supuesto, prefiero caerle bien a X persona, pero NO LO NECESITO. Y ahí está la clave. Porque si no lo necesito, no voy a dejar de ser yo para parecerme a lo que creo que esa persona espera de mí.
Esto no significa anclarse en el “yo soy así”, esto quiere decir que voy a seguir mi camino de autoconocimiento y de crecimiento personal, pero mi autoestima no va a depender de los demás ni me haré responsable del camino de crecimiento de las personas de mi alrededor (igual que tampoco haré responsables a los demás de mis áreas de mejora ni de mis emociones y sentimientos).
Este tema es algo que veo especialmente en terapia de pareja. Es muy fácil lanzarle la pelota a la pareja y hacerla responsable de todas nuestras reacciones, ¡pero OJO! Nuestras emociones son, eso, nuestras. De nadie más.
Como equipo, puedo estar ahí para acompañar a mi pareja en su crecimiento personal, pero si eso me mueve emociones, el trabajo es mío.
Es importante aprender a poner ese límite entre mis emociones y las de los demás (y esto no quita que pueda expresar asertivamente lo que no me gusta de la relación, siempre con la intención de seguir creciendo juntos -no para echar en cara, hacer daño, manipular, etc-).
Así que cuando vayas a apropiarte de las emociones de los demás, te sugiero que te digas un: “No, gracias”.
¿Qué influencia tienen los demás en tu autoestima?
¿De qué les responsabilizas?
¿Qué haces con sus comentarios sobre ti?
¿Y con su emociones?
Y el otro lado de la moneda son los comentarios positivos y los halagos.
Hay personas que lo pasan francamente mal cuando reciben palabras bonitas. Conectan con la vergüenza, con el “no me lo merezco”, con la desconfianza…
En cambio, hay otras que viven completamente enganchadas a esos comentarios (que pueden ser likes ahora en la “vida moderna”).
¡Pero tu autoestima solo depende de ti!
Aferrarse a esos “falsos y momentáneos” subidones de autoestima es dar cada vez más poder a la validez externa, es decir, a que tu valor esté en manos de los demás. Así que, si estás en este segundo grupo, te animo a disfrutar de esos halagos pero como un añadido, no como una reafirmación de tu valor. Y aunque des un “gracias” de todo corazón a la otra persona, dile a tu autoestima: “No, gracias”. Es decir: “No vamos a aferrarnos a este comentario ni le vamos a dar la fuerza para autovalidarnos. Gracias, lo disfruto y lo suelto”.
¿Qué papel tienen los halagos en tu vida?
¿En qué medida dependes de ellos?
¿Qué lugar quieres que ocupen?
Y lo mismo ocurre en el sexo. Si estás en una relación sexual solo centrad@ en satisfacer a la otra persona y buscar su aprobación, tu placer cada vez quedará más lejos.
Te animo a practicar ese “no, gracias” interno durante los próximos días. Tanto para lo negativo, como para lo positivo. Y eso sí, ocuparte tú de tus emociones y de tu autoestima.
¡Feliz sexo!